Vigotsky –como Jean Piaget- jamás tuvo una formación académica en psicología, pese a ser considerado (¿o por eso mismo?) uno de los psicólogos más importantes del siglo XX. Cursó estudios universitarios en derecho, filosofía e historia en Moscú.
Esa formación –inscripta en el materialismo dialéctico- explica en gran medida el abanico de intereses de Vigotsky: poesía, teatro, lengua, teoría literaria, cine, filosofía.
De hecho, su primer libro, publicado en 1925, se titulaba Psicología del arte. Si Piaget orientaba sus preocupaciones hacia las ciencias biológicas, Vigotsky lo hacía hacia el universo cultural, la interacción social y la dimensión histórica.
Diferencia que se manifiesta en los modelos teóricos que cada uno de ellos contruiría: el biologista y el sociogenético, respectivamente.
Desde 1924 hasta su muerte, Vigotsky orientó a un grupo de investigadores con el objeto de contruir una psicología desde una perspectiva materialista, histórica y cultural.
Sus más de 200 escritos, producidos en ese breve lapso, contribuyeron a la creación de una teoría socio-histórico-cultural del desarrollo de las funciones mentales superiores.
Para Vigotsky, el ser humano se caracteriza por la sociabilidad primaria. Lo genético es su ser social. Este postulado es clave para comprender el andamiaje teórico del autor, en tanto que tal sociabilidad es el punto de partida de las interacciones sociales que el niño entabla con el medio que lo rodea.
Particularmente, las interacciones asimétricas con los adultos quienes son los portadores de la cultura. En estas interacciones los sistemas semióticos juegan un papel central.
Primero, en su función comunicativa; luego, como instrumento de organización y control del comportamiento individual. La novedad del pensamiento vigotskyano reside en el hecho de que las funciones mentales superiores –desde la atención hasta el pensamiento conceptual- se construyen sobre la base de las interacciones sociales.
De aquí se desprende el papel que ocupa la escuela en el desarrollo de los niños. A diferencia del modelo organicista piagetiano (que reservaba a la escuela un papel subsidiario en la medida en que el desarrollo estaba determinado por la lógica de la biología), el de Vigotsky priorizaba la educación formal ya que, entre otras cosas, pone a disposición de los sujetos un instrumento tan poderoso como el lenguaje.
Para Vigotsky –el mismo un educador destacado y dedicado a la enseñanza de niños con discapacidades-, la educación no debería limitarse a la adquisición de informaciones sino que debería garantizar el desarrollo del niño proveyendo instrumentos, técnicas interiores y operaciones intelectuales.
En esta visión dialéctica entre el desarrolllo y el aprendizaje se inscribe el concepto de "zona de desarrollo próximo". La fecundidad de esta idea será explorada más tarde por el psicólogo británico Jerome Bruner, uno de los autores que ha continuado la tradición de Vigotsky y ha permitido pensar esta idea de un aprendizaje compartido, con otros que operan como andamios en el complejo proceso de construcción de conocimiento.
En síntesis, se trata de pensar que la sociedad y la cultura son las que dirigen, moldean y superan –pacientemente a lo largo de la historia- la naturaleza humana.
Constanza Díaz
Esa formación –inscripta en el materialismo dialéctico- explica en gran medida el abanico de intereses de Vigotsky: poesía, teatro, lengua, teoría literaria, cine, filosofía.
De hecho, su primer libro, publicado en 1925, se titulaba Psicología del arte. Si Piaget orientaba sus preocupaciones hacia las ciencias biológicas, Vigotsky lo hacía hacia el universo cultural, la interacción social y la dimensión histórica.
Diferencia que se manifiesta en los modelos teóricos que cada uno de ellos contruiría: el biologista y el sociogenético, respectivamente.
Desde 1924 hasta su muerte, Vigotsky orientó a un grupo de investigadores con el objeto de contruir una psicología desde una perspectiva materialista, histórica y cultural.
Sus más de 200 escritos, producidos en ese breve lapso, contribuyeron a la creación de una teoría socio-histórico-cultural del desarrollo de las funciones mentales superiores.
Para Vigotsky, el ser humano se caracteriza por la sociabilidad primaria. Lo genético es su ser social. Este postulado es clave para comprender el andamiaje teórico del autor, en tanto que tal sociabilidad es el punto de partida de las interacciones sociales que el niño entabla con el medio que lo rodea.
Particularmente, las interacciones asimétricas con los adultos quienes son los portadores de la cultura. En estas interacciones los sistemas semióticos juegan un papel central.
Primero, en su función comunicativa; luego, como instrumento de organización y control del comportamiento individual. La novedad del pensamiento vigotskyano reside en el hecho de que las funciones mentales superiores –desde la atención hasta el pensamiento conceptual- se construyen sobre la base de las interacciones sociales.
De aquí se desprende el papel que ocupa la escuela en el desarrollo de los niños. A diferencia del modelo organicista piagetiano (que reservaba a la escuela un papel subsidiario en la medida en que el desarrollo estaba determinado por la lógica de la biología), el de Vigotsky priorizaba la educación formal ya que, entre otras cosas, pone a disposición de los sujetos un instrumento tan poderoso como el lenguaje.
Para Vigotsky –el mismo un educador destacado y dedicado a la enseñanza de niños con discapacidades-, la educación no debería limitarse a la adquisición de informaciones sino que debería garantizar el desarrollo del niño proveyendo instrumentos, técnicas interiores y operaciones intelectuales.
En esta visión dialéctica entre el desarrolllo y el aprendizaje se inscribe el concepto de "zona de desarrollo próximo". La fecundidad de esta idea será explorada más tarde por el psicólogo británico Jerome Bruner, uno de los autores que ha continuado la tradición de Vigotsky y ha permitido pensar esta idea de un aprendizaje compartido, con otros que operan como andamios en el complejo proceso de construcción de conocimiento.
En síntesis, se trata de pensar que la sociedad y la cultura son las que dirigen, moldean y superan –pacientemente a lo largo de la historia- la naturaleza humana.
Constanza Díaz
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